En
enero de 1998 Nino Canún organizó el que sería el último debate sobre
ovnis en la serie “¿Y usted qué opina?” Al inicio del programa Jaime
Maussán hizo un resumen del material que presentaría a lo largo de la
noche, entre otras cosas afirmaba:
“Tenemos preparada información que demuestra la validez de la autopsia al ser extraterrestre,
que fue realizada el tres de julio de 1947 en la Base de Forth Worth,
en Texas; y también tenemos videos e información de la llamada Área 51, para nuestros amigos que quieran saber más, y nuestros amigos escépticos que quieran debatir al respecto, creo que hay muchos elementos ya
que demuestran la realidad de lo que está sucediendo ahí (...) Por otro
lado, tenemos también mucha información respecto a los implantes, una
de las áreas más nuevas en la investigación del fenómeno, que demuestra
que muchas personas que dicen que han sido secuestradas, después presentan en el interior de sus cuerpos extraños objetos que también demuestran la realidad de lo que les pasó.”
Durante el debate se habló del libro “The Day After Roswell”. Libro en el que Philip Corso narra sus pato-aventuras...
Cuenta la leyenda ufológica que de los sesudos análisis hechos a las
naves extraterrestres estrelladas y recuperadas por los Estados Unidos
se han logrado importantes avances científicos y tecnológicos. En su
obra Corso afirma que se encargaba de introducir esos avances –ocultando
su verdadero origen- en diversos institutos y laboratorios.
A los
cuestionamientos de los escépticos Maussán respondía: “La persona que
está afirmando que el microchip, el rayo láser y la fibra óptica...
todos estos elementos dice esta persona que fueron extraídos de las
naves extraterrestres que se estrellaron, ¿quién lo dice? Lo dice una
persona que estaba en el Pentágono, que era un general, que estuvo
encargado durante varios años de una oficina que se llamaba ‘de material
extranjero’, que fue la misma oficina que estuvo encargada de canalizar
todos los descubrimientos recopilados de la Alemania nazi, y que fueron
lentamente introducidos a la tecnología estadounidense a través del
área militar (...) lo propone alguien que es un coronel que estuvo en el
Pentágono y que tuvo una oficina ahí, durante varios años, no es
cualquier hijo de vecina, no es Juanito que está diciendo que esto
sucedió; ese señor estuvo a cargo de esta investigación y de introducir
esta tecnología dentro de la industria norteamericana a partir de 1961.”
¿Hay evidencia de que tal cosa es real o se trata simplemente, como
escribió Karl Pflock, de los sueños febriles y egocéntricos de Corso?
Creo que la respuesta la podemos encontrar al leer otras afirmaciones de
Corso, escribe Pflock:
“las meditaciones de Corso sobre la
necesidad de entrenar y adaptar la humanidad al vuelo espacial,
inspiradas por su estudio de los extraterrestres de Roswell, condujeron a
la creación del Space Camp de la NASA destinado a los niños (...)
¡Aguarde, esto no ha concluido! No solamente las investigaciones
secretas de Corso inspiraron la revolución tecnológica, fundamentalmente
la IDS, que puso fin a la guerra fría, sino que ganaron la guerra mucho
más inquietante contra los extraterrestres, volviendo su propia
tecnología contra ellos. Por razones desconocidas, esos misteriosos
invasores, que pueblan amenazadoramente el relato de Corso para aparecer
cuando los necesita para mantener la acción, no utilizaron su ventaja
sobre nosotros durante 14 años. Y cuando finalmente lo pensaron, con
Corso al timón era demasiado tarde. ¡Mucho más fuerte aún! Figúrense que
la estúpida CIA estaba en conexión con la KGB soviético haciendo todo
lo que podían para arruinar los esfuerzos de Corso tratando de conseguir
los secretos de Roswell. Pero Corso se les enfrentó.”
¿Hay
alguna prueba de todo esto? El mismo Pflock escribe: “Nada.
Absolutamente nada que sea de peso. Utiliza la credibilidad que
supuestamente le otorga su carrera militar como garantía en el prefacio
de su libro, redactado por un senador americano distinguido y se
contenta con decir: ‘Confíe en mí. ¿Cómo podría mentirle un tipo como
yo?’”
El siguiente dato nos dice mucho sobre la confianza que
podemos tener en las palabras de Corso: El prólogo de El día después de
Roswell fue escrito por el senador Strom Thurmond, algo que los
creyentes mencionan como prueba de la seriedad de lo afirmado por Corso.
Desgraciadamente el senador afirma que Corso le mintió.
Corso le pidió al senador un prólogo para un libro en el que hablaría
de su participación en la milicia, el libro llevaría el nombre de “I
Walked with Giants: My Career in Military Intelligence”, sin embargo,
Corso usó el prólogo para El día después de Roswell. En palabras del
senador: “No había ninguna mención, alusión o indicación sobre que
algunos de los capítulos o temas mencionados tuvieran algo que ver con
los objetos volantes no identificados y la conspiración gubernamental
para camuflar la existencia de tal artefacto espacial.” Lo anterior
también fue discutido durante el debate:
-En uno de los
últimos números del Time –dice Luis Ruiz Noguez- el mismo senador dice
“de haber sabido para quién iba a ser o para qué iba a ser el prólogo,
no lo escribo”.
-Perdóname, ¿crees que eso desacredita la obra? –le pregunta Maussán.
-No, no la desacredita pero sí hay que tener cuidado con eso. –Le responde Luis.
-O
sea, “me apena que me hayan involucrado en algo tan delicado como
esto”, -argumenta Maussán- pero lo que dijo es verdad, lo que dijo el
senador avalando a la otra persona.
-Ahí se desdijo.
-No, no se desdijo.
-Sí se desdice. –Insiste el escéptico.
-No;
dice que, como tú bien dijiste ahorita, que si hubiera sabido para qué
lo iba a hacer, a lo mejor no lo hace. Pero lo que estaba haciendo en
ese prólogo era avalar la calidad moral del general o del coronel Philip
Corso, que era su amigo. Entonces no dejó de ser su amigo por eso, ni
dejó de tener calidad moral por eso...
Juzgue el lector la
forma en que Corso obtuvo el prólogo de su libro. Pflock deja clara su
postura, después de señalar algunos errores en los datos aportados por
Corso (quien se retiro con el grado de teniente coronel en 1963), anota:
“Pero estos errores palidecen frente a la equivocación mayor: su
ausencia de honor.”
Durante el debate organizado por Canún,
Maussán habló de lo que presentaría en la siguiente emisión de su
programa del domingo: “Vamos a mostrar una entrevista con Gordon Cooper,
el último hombre que salió solo al espacio, y otra entrevista con Edgar
Mitchel, el quinto hombre que bajó en la Luna; estos dos astronautas
nos van a hablar de OVNIs, de cómo se está ocultando, de cómo es un secreto que no saben ya cómo guardar,
de cómo se van a reunir ellos con miembros de la inteligencia, con los
jefes adjuntos del Estado, de las fuerzas armadas, en el próximo junio, para tratar de que el fenómeno finalmente se abra.”
Claro que el asunto de la “conspiración a punto de explotar” no es algo nuevo...
En el capítulo Antes de que acabe el año... del libro Veredicto OVNI,
Robert Sheaffer se ocupa de este asunto. Escribe Sheaffer: “Esta
creencia no sólo es emocionante sino también imposible de refutar, y con
estos dos importantes puntos a su favor la teoría del ‘encubrimiento
gubernamental’ de los ovnis está bien asentada en el actual movimiento
ufológico.” Más adelante aclara: “Otro aspecto de la manía por el
encubrimiento de los ovnis es la muy repetida afirmación de que dicho
encubrimiento está a punto de desaparecer. Como los muchos cultos que
anuncian, que no pierden la fe cuando la fecha señalada para el
cataclismo final pasa sin pena ni gloria, los partidarios de los ovnis
tienen muy poca memoria cuando se trata de recordar vergonzosas
predicciones que hicieron acerca de un inminente fin del secreto de los
ovnis.” A continuación anota las afirmaciones de algunos ufólogos,
veamos algunas:
En 1973 el “abducido” Charles Hickson afirmó: “Y pienso que antes de que se acabe el año, y lo digo con una cierta reserva, nuestro gobierno –y en especial nuestra aviación- se presentará ante el público americano para decirle que estas cosas (los ovnis) existen.” En 1974 James Lorenzen –de APRO- afirmó: “el gobierno hará pública toda esta información dentro de los próximos dos años”. Ese mismo año Robert S. Carr declaró: “Hace cinco semanas, escuché de las más altas autoridades de Washington que antes de la Navidad se acabaría el encubrimiento en el tema de los ovnis.” En 1975 Jacques Vallee escribió: “Un antiguo ingeniero espacial, que se ha convertido en conferenciante sobre el tema de los ovnis, cree que, con ocasión del bicentenario, el gobierno anunciará que hay vida en Marte y que es inminente una reunión entre representantes del gobierno estadounidense y extraterrestres”. Leo Sprinkle afirmaba que en 1978 se resolvería el misterio de los ovnis. A principios de 1979 Donald Keyhoe afirmaba que
los alienígenas “están dispuestos a presentarse ante nosotros durante
este año”. Ese mismo año, John F. Schuessler, de MUFON, sobre los
extraterrestres afirmó: “Existen muchas probabilidades de que en el
transcurso de este año vengan a decirnos ‘hola’”.
Al final del capítulo Sheafer
escribe: “No importa cuántos años hayan pasado desde que se escribió
este libro. Resulta fácil predecir que cuando usted lo lea existirán
‘fuentes a muy alto nivel’ anunciando que el gobierno revelará ‘pronto’
sus ‘pruebas secretas’ sobre la existencia de los ovnis. Ningún otro
suceso, con la excepción quizás del Segundo Advenimiento, ha sido tantas
veces predicho y esperado con tan pocas esperanzas. La creencia en un
encubrimiento gubernamental en el tema de los ovnis se mantendrá
mientras existan partidarios de los ovnis.” El libro de Sheaffer fue
publicado por Prometheus Books en 1986.
La amenaza extraterrestre
(Editorial Posada, 1991) fue el primer libro que leí sobre las
supuestas visitas de los extraterrestres a nuestro planeta. Sobre las
afirmaciones de Salvador Freixedo, escribe Mario Méndez:
“La religión que sostiene la existencia de los ovnis muestra diferentes
facetas en todo el mundo. Así, la secta de Freixedo (...) afirma que
hay más de doscientas especies de extraterrestres ya establecidas en la
Tierra, quienes colaboran con los ejércitos de algunos gobiernos como el
de los Estados Unidos. Según este grupo, en enormes subterráneos
ubicados bajo las bases del ejército estadounidense, dichos
extraterrestres trabajan con los científicos de ese país en la
realización de interminables experimentos genéticos, y asegura también
que colocan implantes electrónicos miniaturizados en el cerebro de las
personas; sin embargo no ha podido presentar ninguno de esos objetos.”
Aunque
ya han pasado muchos años desde que se publicó la obra de Freixedo, son
pocos los elementos que se han agregado al asunto de la supuesta
conspiración, en La amenaza extraterrestre se encuentran ya los
principales ingredientes: Roswell, Aztec, MJ-12, mutilaciones de ganado,
asesinatos de políticos y militares para ocultar “la terrible verdad”
(que consiste no sólo en ocultar la presencia de extraterrestres en la
Tierra, sino también en ocultar que son peligrosos y que existe un pacto
con ellos), el informe Matrix, los experimentos que realizan los
extraterrestres con las personas que secuestran, las bases subterráneas
en las que trabajan militares y visitantes, Alternativa 3, William Cooper y John Lear, etc.
No
hace falta explicar cada uno de estos puntos, las ideas de los ufólogos
son bastante conocidas. Del libro de Freixedo sólo comentaré un dato
curioso sobre Roswell, escribe don Salvador:
“Tendrían que pasar
años para que descubriésemos el por qué del secreto y del nerviosismo de
las autoridades: en el ovni de Roswell no sólo iban varios ‘grises’,
sino que descubrieron también cuerpos humanos y, lo que es peor, cuerpos
desmembrados y no por el impacto de la caída. Se pudo llegar a la
certeza de que ya habían comenzado a ‘procesarlos’ en la misma aeronave
de camino a su base. De aquel hecho las autoridades dedujeron cuál era
el fin de las desapariciones de personas y sobre todo de ganado, y ello
las llevó a echar sobre todo lo relativo a los ovnis un cerrojo que han
logrado mantener hasta nuestros días”
¿Es real esta conspiración?, ¿qué hay de cierto en el “secreto a punto de explotar”?
¿Puede Julio Patán ayudarnos a saber si es real la conspiración de la que escriben Corso y Freixedo?
Patán -quien estudió filosofía en la UNAM y es colaborador de publicaciones como La Jornada, Reforma y Gatopardo- es autor del libro Conspiraciones, el número 35 de la colección Croma de Editorial Paidós.
En la contraportada leemos:
Detrás
de las teorías de la conspiración está la idea de que todo cuanto
ocurre en la sociedad es el resultado de una planeación meticulosa a
cargo de algún poderoso cónclave secreto y maligno. Protagonistas
habituales de las teorías del complot son los judíos, los masones, las
élites financieras, la ONU, los invasores extraterrestres, y se han
explicado como efecto de una conspiración universal sucesos y fenómenos
como el asesinato de Kennedy, el sida, la globalización o el 11-S. Tales
conspiraciones no existen, y acaso no merecerían atención seria si no
fueran tan peligrosas. (...) Podrán parecer estrambóticas y delirantes,
pero a juzgar por su popularidad no se necesita estar perturbado para
creer en ellas. Han sido fuente de inspiración para ficciones exitosas,
como la serie televisiva Los expedientes X, la trilogía fílmica Matrix o la novela El código Da Vinci, pero en ocasiones incluso respetados académicos y politólogos se valen de ellas para interpretar el mundo real.
Julio
Patán nos dice en la introducción de su libro que las conspiraciones
existen, afirma también que su libro no trata sobre esas conspiraciones
reales sino de las que están contenidas en las teorías de la conspiración o teorías del complot, en otras palabras, Patán se ocupa de las falsas conspiraciones.
¿Es real la conspiración que se expone en libros como Tras los platillos volantes (Frank Scully), El día después de Roswell o La amenaza extraterrestre?
Para poder responder hay que definir lo que es una conspiración,
señalar sus principales características y luego explicar lo que las
distingue de las conspiraciones imaginarias.
¿Qué es una
conspiración? El autor señala la definición del diccionario de la Real
Academia: Unirse algunos contra su superior o soberano. Patán anota:
“entonces son conspiraciones los golpes de Estado, como el de Pinochet
en Chile; los alzamientos militares, como el de Franco en España; las
revoluciones mexicana, bolchevique o francesa; los movimientos
independentistas latinoamericanos del XIX, e incluso los fraudes
electorales.” Pero el autor no se queda con esa definición: “En la
bibliografía especializada en estos asuntos, cuando un autor habla de
conspiración suele referirse a algún plan secreto concebido no
propiamente para tomar el poder sino para conservarlo, consolidarlo o,
más a menudo, extenderlo. Ejemplos de esta forma de la conspiración
serían los asesinatos de opositores o incluso las llamadas campañas de
desinformación, es decir, las campañas mediáticas destinadas a manipular
a la opinión pública mediante noticias falsas. En estos casos, la
conspiración es urdida desde el poder, no necesariamente contra éste, y
tal puede ser o no el poder político.”
¿Y cuáles son sus características principales?
“Las
conspiraciones comparten tres características igualmente obvias, pero
que es preciso subrayar. La primera es que son falibles. Toda
conspiración es una historia de riesgos asumidos, de saltos al vacío, y
también de cálculos errados, torpezas, fallas en la coordinación,
traiciones, accidentes. Pocas cosas resultan más difíciles como calcular
con buen tino adónde irá a parar un complot. Una traición, un error
aparentemente inocuo, un poco de mala suerte, y lo que parecía una
conspiración ejemplarmente maquinada concluye con un desastre rotundo,
como el fortalecimiento del régimen que se pretendía derrocar o el gasto
multimillonario en una campaña mediática que no sirve para nada. La
segunda característica común a todas las conspiraciones es su alcance
obligadamente limitado. No importa lo ambiciosos que sean sus planes
últimos, los conspiradores triunfantes deberán saberse conformar (...)
La tercera característica de las conspiraciones es que son perecederas.
Un complot puede planearse durante unas cuantas horas, unos cuantos días
o unas pocas semanas, si acaso en el lapso de algunos meses. Pasado ese
tiempo, es seguro que algo cambiará en el mundo: o el equilibrio de
fuerzas dentro del gobierno, o las simpatías populares, o las decisión
de seguir adelante de algún conjurado, o la actitud de los países
vecinos, incluso el gobierno mismo. Una conspiración se hace con un
mínimo de prisas o no se hace”.
Esas son las conspiraciones reales y de las que no se ocupa Patán: las conspiraciones falibles y limitadas en tiempo y espacio.
¿Qué
características tienen las falsas conspiraciones? “La primera es que,
debido a la capacidad de planeación y ejecución que se atribuye a sus
perpetradores y a los medios inagotables con que cuentan, las
conspiraciones que describen parecen libres de fallos. Se refieren, en
una palabra, a conspiraciones perfectas, o poco menos. En segundo lugar,
tratan de conspiraciones de alcance universal, ilimitadas, que dejan
señales en literalmente todo el mundo, y que tienen como meta alterar
por completo el orden establecido, derrocar todas las instituciones
conocidas y poner el planeta entero en manos de los complotistas.
Hablamos, pues, de conspiraciones nacidas de una vocación de absoluto,
dirigidas hacia la supremacía total. Por último, generalmente tratan de
conspiraciones muy antiguas, concebidas hace décadas, siglos e incluso
milenios.”
Patán señala otras características de las falsas
conspiraciones: su carácter religioso (explican todo lo que ocurre en el
mundo), su carga milenarista (invita a involucrarse en una guerra
santa, una guerra a todo o nada) y la capacidad infinita de los
conspiradores para infiltrarse (están en todas partes, tienen ojos y
oídos en todos los lugares; amigos, familiares o compañeros de trabajo
pueden ser informadores).
¿Y qué hay sobre el conspiracionista y su forma de pensar y conducirse?
Patán
afirma que el conspiracionista está muy lejos de la modestia, es
suspicaz –algo necesario para llevar a buen término la tarea que se ha
impuesto: sacar a la luz el complot- e inmune a la duda, “pues sabe que
la verdad última es que todo es mentira, valga la paradoja. De ese modo,
emprende su búsqueda con la firmeza del iluminado y la tenacidad del
ignorante. El teórico de la conspiración avanza, inmune al cansancio,
como sólo pueden hacerlo quienes se creen elegidos para atravesar el
velo de la mentira con la mirada y atisbar la verdad, la verdad, de
nuevo, en un sentido universal. Así, una teoría de la conspiración es
una herramienta de interpretación del mundo que excluye todas las demás,
una herramienta, sí, de naturaleza paranoica. Porque, como el paranoico
que relaciona incluso los actos más remotos y ajenos con su propia
trama persecutoria, el teórico de la conspiración ve en todos los hechos
que se pone a su alcance, desde las grandes decisiones macroeconómicas
hasta la muerte de un cantante o un accidente de carretera, elementos de
una trama planetaria en la que nada sobra y nada es accidental. El
mundo es una mascarada, pero la verdad oculta emite señales y deja
pistas que el conspiracionista habrá de saber interpretar”
De
igual forma, el conspiracionista nunca termina su labor: “a toda verdad
desvelada seguirá una todavía mayor que espera ser desnudada, y luego
otra más, y otra, y otra... No hay fin, no hay descanso. El mundo es una
sucesión de intrigas cada vez más vastas y complejas, un juego
inacabable de círculos concéntricos que uno podría penetrar hasta el
infinito y en el que nada está desconectado jamás del todo. Lo dicho:
para el teórico de la conspiración no hay hechos aislados; hay, nada
más, vínculos que no son aparentes pero que pueden salir a la luz.”
A
lo largo de su obra Patán analiza diversos falsos complots (como la
conspiración judía mundial y la de los masones), entre ellos el que
involucra a los extraterrestres: “el mundo está infiltrado por
alienígenas que intentan conquistarlo con la ayuda de varios miembros de
alto rango del gobierno, el Ejército y los servicios secretos.”
De
las invasiones extraterrestres se ocupa en su primer capítulo. Comienza
el tema echando mano de la serie televisiva Los Expedientes X, ya que
esta serie “captura todos los elementos de la muy paranoica ‘cultura
ovni’, y en general de la riquísima tradición norteamericana de teóricos
del complot. De hecho, Los Expedientes X es casi una historia actual
filmada de las grandes teorías de la conspiración del siglo XX.”
Patán
se ocupa de las abducciones, de la hipnosis como medio para recuperar
el recuerdo borrado de un secuestro, de las naves extraterrestres
estrelladas y recuperadas, de los hombres de negro, del Área 51, de las
afirmaciones de Bob Lazar, William Cooper y John Lear. Especialmente
interesante es la exposición acerca de la evolución de las ideas de
Cooper.
Ahora veamos lo malo y lo bueno de Conspiraciones:
Lo
malo del libro es lo corto del apartado dedicado a esta supuesta
conspiración, uno está clavado en la lectura cuando de pronto el
capítulo ha terminado.
Lo bueno es que se ocupa de estudiar el
asunto de la “conspiración de los ovnis”. Mientras los ufólogos no
muestren pruebas verdaderas e irrefutables de la presencia
extraterrestre en la Tierra, el único estudio serio que puede llevarse a
cabo sobre el llamado “fenómeno ovni” es el psicosocial.
EL MITO DE LOS VISITANTES EXTRATERRESTRES DENTRO DE LA LITERATURA DE DIVULGACIÓN CIENTÍFICA
En el segundo volumen de Cuando la ciencia nos alcance (publicado dentro de la colección La ciencia para todos), el físico Shahen
Hacyan pública un apartado titulado “Jung y los OVNIs”, aquí analiza a
los ovnis “no como posibles objetos provenientes del espacio
extraterrestre sino como manifestaciones de un fenómeno psicológico
colectivo.”
En 1958, Jung publicó el libro Platillos
voladores: un moderno mito de cosas vistas en el cielo. Con el tiempo
los trabajos de Jung influirían en algunos investigadores OVNI y nacería
la llamada Hipótesis Psicosocial.
“Jung deduce un contenido
simbólico sexual y concluye que existe una conexión entre pulsiones
sexuales y ovnis (aunque aclara que él, a diferencia de Freud, no asigna
un papel preponderante a los instintos sexuales). Jung murió en 1961 y
su teoría, si bien raya en lo esotérico, no deja de tener aspectos
proféticos. Es una lástima que no haya vivido para presenciar la
evolución ulterior del fenómeno de los ovnis, justamente en una
dirección que él llegó a vislumbrar. La siguiente etapa del mito fue la
llamada ‘abducción’ por extraterrestres para practicarles extrañas
operaciones, por lo general en sus órganos sexuales. Y finalmente, como
mencionamos en otras ocasiones, con los ovnis estamos en presencia del
nacimiento de un nuevo mito, con todo y seres fantásticos que llegan de
los cielos y tienen contactos (incluso sexuales) con los mortales
terrícolas.”
En el siguiente apartado analiza un mito
moderno: el platillo volador que supuestamente se estrelló en Roswell.
Los escépticos han podido encontrar la verdad en este asunto:
“En
un libro reciente, UFO Crash at Roswell, C. B. Moore, ingeniero que
participó en su juventud en el programa de lanzamientos de globos sonda
en Nuevo México, describe con todo detalle el proyecto militar e
identifica, gracias a los informes de la época y los archivos
meteorológicos, uno de los lanzamientos, el efectuado el 4 de junio,
como aquél que terminó en pedazos en la granja de Brazel. Los otros dos
autores del libro son los antropólogos B. Saler y C. A. Ziegler, quienes
analizan la génesis de este mito moderno y proponen la tesis de que el
fenómeno de los ovnis tiene mucho en común con las experiencias
religiosas y todo lo relacionado con ellas, como los mitos, las verdades
reveladas, las sectas, etcétera.”
En el tercer y último apartado dedicado a los no identificados, el autor escribe sobre “Ovnis, mitos y religión”.
Los
hechos reales que condujeron a la formación del mito son
suficientemente claros -señala-, pero la historia real por sí sola no
explica por qué el mito se volvió tan popular. Eso ya pertenece al
dominio de la psicología de masas. Cita a los autores de Ufo Crash at
Roswell:
“Lo único disponible en este caso, no es un platillo
chocado o los cuerpos de extraterrestres, sino más bien libros que
contienen historias sobre platillos chocados y cuerpos de
extraterrestres. Porque éstas son las historias que han afectado a
nuestra sociedad, son estas historias las que necesitan explicarse.”
Pero si detrás de los OVNIs no hay más que una nueva leyenda o religión ¿cómo explicamos su origen? “...todo
mito empieza con algún suceso real que, al ser comunicado por los
narradores, adquiere dimensiones fantásticas. A medida que se propaga,
aparecen testigos que corroboran el mito y le aportan nuevos elementos,
mientras que otros testigos, aquellos que niegan los hechos
sobrenaturales, simplemente son excluidos de la historia... Muchas veces
los testigos actúan de buena fe y están convencidos de que vieron algo
inexplicable, pero nunca se investiga si se trató de un error de
apreciación o de una alucinación. Y por supuesto, alrededor del mito,
también surgen los charlatanes que aprovechan para hacer jugosos
negocios.”
Lo interesante es que -acertado o no- Shahen
Hacyan reflexiona sobre el fenómeno ovni, su origen, su evolución y sus
posibles causas: “...algunas ideas del fundador del psicoanálisis
podrían extenderse al fenómeno moderno de los ovnis. Según Freud, el
niño pasa por un período de indefensión ante sus padres y, en general,
ante el mundo que lo rodea y que le resulta incomprensible. Después,
adulto, el hombre transforma en su imaginación las fuerzas de la
naturaleza en seres humanos, pero además ‘...las reviste de un carácter
paternal y las convierte en dioses, conforme al prototipo infantil...’.
Así, no es casual que en todas las religiones los dioses tengan
características paternales; son a la vez protectores y represores.
Siguiendo estas ideas, podemos advertir que el hombre moderno también
vive desde su infancia en un mundo que le resulta incomprensible, con
todos los adelantos tecnológicos de los adultos. El niño ve cómo sus
padres manejan automóviles, aparatos electrónicos y todo tipo de
máquinas que, si bien fueron construidos por otros seres humanos, le
resultan tan misteriosos como cualquier otro fenómeno natural. De
adulto, entonces, el individuo tratará de recrear esa experiencia
infantil imaginando seres espaciales poseedores de una tecnología
sobrehumana, tal como nuestros antepasados crearon la ilusión de los
dioses para mitigar su desasosiego ante las fuerzas de la naturaleza.”
Son este tipo de reflexiones las que hacen que el libro de Hacyan resulte atractivo para los interesados en el fenómeno ovni.
En
los dos volúmenes de Cuando la Ciencia nos Alcance, Shahen Hacyan no
sólo se ocupa de los milagros, los ovnis y la astrología. La historia
secreta de la bomba atómica, los misterios de la mecánica cuántica, las
supercuerdas, el viaje a las estrellas, y la enseñanza de la ciencia,
son temas que también expone.
Enlaces relacionados:
El caso Roswell. Conferencia de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica.
El fraude de Santilli: la autopsia extraterrestre